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Comentarios a Acuerdos |
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| el Frente Sandinista de Liberación Nacional y dos distintas administraciones del "Partido Demócrata" de los Estados Unidos |
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Xavier Zavala Cuadra
En la mañana del 9 de febrero del 2023, circuló entre los nicaragüenses la noticia de que un grupo numeroso de presos políticos iba a salir de las cárceles e iba a ser transportado a Washington en un avión enviado por el gobierno de los Estados Unidos, donde los liberados serían recibidos "on parole" por un tiempo. Todo esto fruto de un "acuerdo" entre el gobierno de los Estados Unidos y el gobierno de Nicaragua.
Aunque el núcleo de la noticia parecía ser lo que escribí en el párrafo anterior, los que comentaban la noticia sabían completarla con algunos pormenores:
Por otro lado, desde 1979, estando en Caracas, yo supe de otro "acuerdo" entre el gobierno —de entonces— de los Estados Unidos y el Frente Sandinista que —entonces— no era el gobierno de Nicaragua, pero que llegó a serlo después como resultado de ese otro acuerdo y que, además, ha seguido siendo el gobierno de Nicaragua ya por más años que los años de gobierno de la familia Somoza. Extrañamente y a diferencia del acuerdo del que hemos sabido recientemente, el de hace tantos años nunca fue hecho público por ninguna de las partes.
Quiero hacer unos comentarios a estos dos "acuerdos" para ayudarme y quizá ayudar a otros a entender su significado e importancia. Los dos "acuerdos" a que voy a referirme son los siguientes:
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Acuerdo 1 Del que tuve conocimiento en Caracas, Venezuela, en julio de 1979. Acordantes: -Administración del Partido Demócrata de los Estados Unidos. Presidente: James Carter Jr. -Frente Sandinista de Liberación. (FSLN). |
Acuerdo 2 Del que todos tuvimos conocimiento por anuncio público el 9 de Febrero de 2023. Acordantes: -Administración del Partido Demócrata de los Estados Unidos. Presidente: Joseph Biden Jr. -Gobierno de Nicaragua (FSLN). |
Sin embargo, no estoy seguro que sean solamente dos los "acuerdos" del Frente Sandinista con un gobierno de los Estados Unidos. Pudieran ser más. O pudiera tratarse de algo menos ocasional y más permanente: algo que emerge a la superficie de lo público dependiendo de las circunstancias.
Tres aclaraciones
Antes de ofrecer al lector mis comentarios, presento tres aclaraciones relacionadas con mis comentarios.
1a. ¿Desde qué "punto de vista" reflexiono y comento estos "acuerdos"?
2a. ¿Cómo he entendido la historia de Nicaragua después de la independencia?
3a. ¿Quiénes eran los colonos que habitaban las tierras que después fueron los Estados Unidos, y cómo entendieron ellos el asunto de "ser gobernados"?
Aclaración 1a
¿Desde qué punto de vista reflexiono y comento estos acuerdos?
El "punto de vista" influye en lo que vemos. Ver desde el "punto de vista económico" es distinto a ver desde el "punto de vista médico" o desde el "punto de vista político". En el uno miro principalmente con la luz de la economía; en el otro, principalmente con la luz de la medicina; en el otro, principalmente con la luz de la política.
Cuando me interesé en los acuerdos, el tema mismo me fue obligando a moverme de un "punto de vista" a otro, de un ángulo de visión a otro, para poder ver más, para comprender mejor. Así llegué al punto de vista de la Ética o Moral, y decidí que fuera mi principal punto de vista para estos comentarios. Punto de vista de ilustre abolengo, pues fueron Sócrates y Platón los que lo descubrieron y comenzaron a usarlo, aunque lo usaban sin darle nombre. Les siguió Aristóteles, quien sí le dio nombre, nombre griego, "Ética". Unos 250 años después, Cicerón lo tradujo al latín como "Moral". 2.000 años después se sigue hablando de Ética o Moral, y se seguirá hablando de ella mientras se hable del hombre. El tema "hombre" es asunto de Ética o Moral. Si invierto los téminos de esta afiramación el resultado es igualmente verdadero: la Ética o Moral es asunto de seres humanos.
¿Qué es la Ética o Moral?
Es la ciencia —también el arte— de saber actuar como corresponde actuar al ser humano. Es la ciencia —también el arte— de saber actuar de acuerdo con lo que se es: ser humano.
Por tanto, la Ética o Moral no es más que otra exigencia entre las muchas exigencias que reclaman nuestra atención. PERO otra exigencia muy diferente de la mayoría de las exigencias:
su diferencia radica en que solo la razón del hombre es capaz de reconocerla y solo la voluntad del hombre es capaz de satisfacerla.
Es una exigencia
del espíritu que somos
al espíritu que somos.
Las palomas vuelan con vuelo de paloma. ¿Podemos decir que su vuelo es "moral" o "inmoral"?
Los hombres viajamos de una parte a otra. ¿Podemos decir que sus viajes son "morales" o "inmorales"? ¿Debemos reconocerlo y decirlo?
Aclaración 2a
¿Cómo he entendido la historia de Nicaragua después de su independencia?
En el periódico La Prensa del 16 de septiembre de 1973 me publicaron un artículo titulado Entre la anarquía y la dictadura". Aunque lo escribí hace muchos años, dice bien cómo he entendido, cómo sigo entendiendo, cómo me sigue doliendo y cómo me sigue preocupando la historia de mi país. Para reproducirlo aquí, he abreviado un poco su redacción.
"Dice José Coronel Urtecho, en el primer volumen de sus Reflexiones sobre la Historia de Nicaragua, que lo que le da un carácter trágico a la independencia de Centroamérica es que, a pesar de haberse realizado pacíficamente, trajo de todos modos la guerra civil. Añade que, especialmente en Nicaragua, la guerra civil es la clave de todo, pues nuestra historia después de la independencia ha sido una constante oscilación entre los dos polos de esa guerra civil: la anarquía y la dictadura."
"La anarquía es la convivencia de hombres que quieren vivir juntos como si viviesen solos, sin respetar los derechos de los otros. Esta carencia de respeto hace de la anarquía —a pesar de ser el polo opuesto de la dictadura— el comienzo de ella. Incluso quizá sea válido añadir que la dictadura es una forma de anarquía. Ambas crecen en un mismo clima: el clima de desprecio a los otros. La dictadura, como la anarquía, está hecha de hombres que no conocen respetarse. Su convivencia no es ni querida ni buscada, es un casual estar cerca. Cada uno busca solo lo que le conviene individualmente y defiende esa conveniencia individual con la fuerza bruta. En el proceso, unos adquieren más fuerza que otros. Aparece entonces el dominio de unos sobre otros. Tarde o temprano todo termina en el dominio del más fuerte sobre los demás."
"La anarquía y la dictadura enfrentan los problemas de la convivencia con la fuerza bruta. La ley, en cambio, le hace frente a esos problemas desde una posición de respeto a los otros. La ley es asunto de sociedades donde el bien del individuo es parte y solo parte, del bien de todos. La ley presupone la decisión de caminar juntos. La fuerza bruta es de los que prefieren caminar solos, dando codazos a los otros o pasando por encima de ellos si es necesario.""El dominio del más fuerte, en que terminan las anarquías y en que consiste la dictadura, no es el dominio del mejor, es lo opuesto. El que logra imponerse en esas circunstancias es el menos hombre, el que menos sabe de las altas riquezas que hay en cada hombre, el que menos sabe de los muy altos deberes de los que es consciente el que sabe ser hombre. El que logra imponerse en esas circunstancias es el que más irrespeta a todos, el más incapaz de convivir honestamente con otros, en sociedad de hombreslibres."
"En la anarquía y en la dictadura, convivir es asunto de fuerza bruta como la del puma contra el conejo, como la del toro nuevo contra el toro viejo. La anarquía y la dictadura son vitrinas en las que tristemente se exhiben conductas animales entre hombres creados para no ser animales; vitrinas de actos de hombres cuyo espíritu no ha logrado todavía levantarlos —erguirlos— a posturas no animales."
"Nuestra historia entre la anarquía y la dictadura es la fábula que cuenta nuestra animalidad en nuestro comportamiento social y político. De las famosas fábulas de Esopo y de La Fontaine usualmente se extraen moralejas aleccionadoras. ¿Habremos llegado ya nosotros al momento de las saludables moralejas en nuestra fábula? ¿O tenemos todavía nuevos capítulos de conducta irracional que añadir?"
"Conclusión primera. De nada sirve decir que se lucha contra una dictadura si no nos esforzamos simultáneamente por instaurar el reino de la racionalidad en todas las áreas de nuestra convivencia, la nacional y la internacional. Sin este prerrequisito, el esfuerzo contra una dictadura, que tal vez comienza como un acto de inteligencia —de dignidad— termina en nueva dictadura, en nueva animalidad."
"Conclusión segunda. Haber nacido racionales no nos asegura que vamos a actuar siempre racionalmente. Nuestra historia lo confirma."
"Al terminar, es difícil no recordar la dura frase del filósofo español don José Ortega y Gasset: 'Dime quién te gobierna y te diré quién eres'.
Aclaración 3a
¿Quiénes eran los colonos que habitaban las tierras
que después fueron los Estados Unidos?
¿Cómo entendieron ser gobernados?
1) ¿Quiénes eran? Nos lo cuenta uno de ellos.
"¿De dónde vino toda esta gente? Son una mezcla de ingleses, escoceses, irlandeses, franceses, holandeses, alemanes y suizos. De este promiscuo entrecruzamiento ha salido la raza que hoy llamamos americana.Los pobres de Europa se han juntado en este gran asilo americano... ¿Qué sentido tiene que se pregunten unos a otros de dónde son? Dos tercios de ellos no tienen país. ¿Puede un infeliz que deambula de un lado a otro, trabaja y no come, cuya vida es una escena continua de dolorosa aflicción y penuria, decir que su país es Inglaterra o cualquiera de los otros reinos? Un país sin pan para él, con campos que no le daban cosecha, en el que no encontraba nada más que el encogerse de hombros de los ricos, la severidad de las leyes, la cárcel y los castigos...
Todo ha ayudado a regenerarlos aquí: nuevas leyes, un modo nuevo de vivir, un nuevo sistema social. Aquí han llegado a ser hombres... Antes no estaban en ninguna lista civil de su país, excepto la de los pobres. Aquí se cuentan entre los ciudadanos.
¿Con qué invisibles poderes se ha llevado a efecto esta sorprendente metamorfosis? Con los de las leyes y los de su propia industria. Las leyes, las indulgentes leyes, los protegieron al sólo llegar y les estamparon el símbolo de la adopción. Su trabajo les rinde con amplitud y ese rendimiento acumulado les hace posible adquirir tierras, las tierras les dan el título de hombres libres y a ese título están adscritos todos los beneficios que el hombre puede requerir.
¿Qué es, pues, el americano, este hombre nuevo? O es europeo o es descendiente de europeos. De ahí la extraña mezcla de sangres que sólo en este país se encuentra. Yo podría señalarte una familia cuyo abuelo era inglés, su esposa era holandesa, su hijo casó con una francesa y los cuatro nietos tienen esposas de diferentes nacionalidades.
Es un americano quien, dejando atrás sus viejos prejuicios y maneras, recibe otros nuevos del nuevo modo de vida que ha abrazado, del nuevo gobierno al que obedece y de la nueva posición que tiene... Individuos de todas las naciones se funden aquí en una nueva raza de hombres cuyo empeño y posteridad será, algún día, causa de grandes cambios en el mundo. Los americanos son los peregrinos del oeste que llevan consigo el gran acopio de artes, ciencias, vigor e industria que se inició desde hace mucho tiempo en el este. Ellos terminarán el gran círculo...
Su trabajo se fundamenta en la base de la naturaleza: el interés propio; ¿puede querer una motivación mayor? Esposas e hijos, que antes en vano pedían un mendrugo de pan, ...ahora ayudan gustosamente al padre a limpiar los campos de donde saldrá la exuberante cosecha que los alimentará y vestirá, sin que un príncipe despótico o rico abad o señor poderoso les quite nada. Aquí la religión pide poco de él: un pequeño salario voluntario para el ministro y gratitud para con Dios. ¿Puede decir que no?
El americano es un hombre nuevo que actúa con nuevos principios..."
Michel-Guillaume Jean de Crevecoeur,
Letters from an American Farmer (1782)
2) ¿Como entendieron "ser gobernados"?
Estos colonos se acostumbraron a vivir auto-gobernándose porque los reyes de Inglaterra daban poca atención a sus colonias en América. Cuando les dieron atención, les enviaron gobernadores. Los gobernadores alteraron el orden acostumbrado pues introdujeron autoridades "externas". Auto-gobernarse sin autoridades "externas" había sido, para los colonos, manifestación de su libertad. Adaptarse al orden alterado significó re-educarse, re-educarse como hombres libres que se auto-gobiernan y, al mismo tiempo, aceptan ser gobernados por otro.
Durante ese período de re-educación tuvieron que responderse a preguntas como éstas: ¿Por qué "gobierno" además del "auto-gobierno"? ¿Por qué un gobierno "externo" al hombre? ¿No es el hombre responsable de sí mismo? Y, si hay que aceptar un gobierno "externo", ¿cuándo es moralmente aceptable?
La ancestral cultura cristiana que, durante siglos fue haciendo a los pueblos y a las naciones de Europa —la Europa de la que todos los colonos habían salido—les daba las respuestas.
El pecado del hombre transformó a los hombres en "estirpe" de pecadores. Realidad que nos obliga a todos a tratar con cautela a quien ejerza autoridad.
Cuando los "padres fundadores" de los Estados Unidos pensaban su constitución, uno de ellos, Madison, escribió: "¿Qué es el gobierno sino la mayor de las alarmas frente a la naturaleza humana? Si lo hombres fuesen ángeles, el gobierno no sería necesario. Si los ángeles gobernaran a los hombres, saldrían sobrando las contralorías."
La constitución de los Estados Unidos puso límites y controles a los gobiernos porque los que gobiernan son "estirpe" de pecadores.
En unas circunstancias el auto-gobierno puede ser "lo natural", en otras puede ser "insuficiente"; un gobierno externo podría parecer "necesario", en otras condiciones podría ser realmente un grave mal.
¿Cuándo es moralmente aceptable tener un gobierno "externo"?
Cuando el gobernado participa en la elección del gobernante.
Cuando el gobernado participa en la aprobación de las leyes que limitan y sancionan al gobernante.
Acuerdo nunca hecho público
entre el Gobierno de los Estados Unidos
y el Frente Sandinista.
Supe de este acuerdo en julio de 1979, estando en Caracas, Venezuela, como parte de un encuentro de los principales sectores de Nicaragua: partidos políticos, centrales sindicales, profesionales, empresarios, ciudadanos en armas del "Frente Sandinista", ciudadanos en armas del conservador "Movimiento 11 de noviembre".
¿Cómo y por qué se llegó a ese encuentro en Caracas? A finales de 1978, la enfermedad política crónica que padecemos los nicaragüenses, agravada por el resultado de lo que, poco antes, se nos había presentado como una "Mediación de la OEA", me llevó a comprender que los nicaragüenses necesitábamos urgentemente un encuentro civilizado de TODOS NOSOTROS para BUSCAR Y ENCONTRAR JUNTOS una solución real y viable a nuestro mal. Tal "encuentro de todos" tendría que ser público, muy público, nada secreto, ante observadores internacionales y medios de comunicación. Sus propósitos tendrían que ser claramente morales, conformados al hombre que somos desde la Creación.
El propósito que llaman "estratégico" sería llegar de hecho a la solución buscada, a la que se puede llegar en "encuentros de todos y para todos", a la que se puede llegar conversando unos con otros y no matándonos unos a otros, a la que se puede llegar probando caminos humildemente, a la que no se llega con imposiciones. Habrá quienes digan —dentro del país y fuera del país— que es un camino "utópico", es decir, "sin lugar" en Nicaragua. Tercamente respondo: ¡Es un camino de hombres! ¡Hay lugar para hombres en Nicaragua! ¡Fue Dios quien nos hizo hombres en Nicaragua!
Los propósitos que llaman "tácticos" podrían ser varios. Quizá el más urgente sea corregir la falsa información dada frecuentemente por los poderosos medios de comunicación favorables al Frente Sandinista y que, en resumen, dice así: "En Nicaragua caben solo los sandinistas", "el que no es sandinista, fue, es y seguirá siendo somocista". "Su lugar está en la cárcel o fuera del país".
Regresemos a donde estábamos: hablábamos de cómo y por qué se llegó a ese encuentro en Caracas. Me habían nombrado coordinador nacional de la coalición de todos los partidos políticos y de las centrales obreras que adversaban la presidencia de Anastasio Somoza. El nombre de esa coalición era Frente Amplio Opositor (FAO). Expuse a los miembros del FAO la necesidad urgente de un "encuentro de todos". El FAO (a) comprendió muy bien la necesidad y decidió buscar ese "encuentro de todos"; (b) invitó (retó) al FSLN a un primer e inmediato "encuentro de todos" en San José de Costa Rica aprovechando que allí residían sus comandantes. A los comandantes no les convenía rechazar la invitación, tampoco les convenía ignorarla, pero menos les convenía aceptarla; optaron por "posponerla" en "espera de una mejor oportunidad". El FAO, en cambio, no olvidó la trascendencia del "encuentro de todos."
Saltemos unos meses. De finales de 1978 lleguemos a junio de 1979. Don José Esteban Gonzales, miembro del FAO por el Partido Social Cristiano de Nicaragua, estaba en Caracas visitando al Partido Social Cristiano de Venezuela (COPEI) que entonces gobernaba al país de Bolívar. Le sugerí que averiguara la posibilidad de hacer nuestro "encuentro de todos" allí. El presidente era don Luis Herrera Campins. Comencé a apreciar a don Luis Herrera cuando, en el FAO, recibimos una invitación suya para asistir a su toma de posesión como presidente. Que un político latinoamericano apreciara de ese modo al FAO de Nicaragua significaba que era una persona que entendía la realidad con penetración. La gestión de don José Esteban ante el presidente Luis Herrera Campins no pudo ser más eficaz: me invitaron a ir a Caracas para hablar sobre el proyecto. Esta invitación explica por qué estaba en Caracas cuando supe lo que supe en aquel trágico y muy doloroso momento.
No fui a Caracas de inmediato para estar presente en Washington cuando la reunión de la OEA sobre el caso Nicaragua (del 21 al 23 de junio de 1979).
Pude verme con nicaragüenses a los que quería oír y a los que quería contar lo que tratábamos de hacer; recuerdo a don Francisco Aguirre Baca, a don Eduardo Montealegre, a don Arturo Cruz Porras, a don Jaime Javier Montealegre.
Durante la reunión de la OEA pude ver y oír cómo la delegación de Panamá de entonces introdujo oficialmente al nicaragüense y sacerdote de Maryknoll, Miguel D'Escoto, como miembro de la delegación panameña para que presentara, ante el plenario de la OEA, el mensaje del Frente Sandinista.
También conversé varias veces con el señor William Bowdler del Departamento de Estado de los Estados Unidos y con el señor Lawrence Pezzullo, recién nombrado embajador para Nicaragua. Sus comentarios eran diplomáticamente vagos, tanto sobre la "intransigencia de los armados" de ambos lados, como sobre "el inestable balance" entre esos armados. A ambos conté el plan del FAO y la posibilidad de hacerlo en Caracas. Lo conté a ambos hablando con ambos; lo conté a cada uno hablando con cada uno. Quería estar seguro de que me habían escuchado. Yo había conocido al señor Bowdler durante la "mediación política de la OEA" en Nicaragua, y me había parecido un mediador empeñado en ser y parecer objetivo, también empeñado en ser y parecer caballero. Terminada la mediación, antes de salir del país, el señor Bowdler me había llamado para decirme personalmente que no me desanimara porque el gobierno de los Estados Unidos iba a seguir presionando. Hoy, muchos años después, me pregunto si lo que yo entendí entonces era lo que él entendía.
Volé a Caracas el 30 de junio. Mientras volaba, veía las nubes desde arriba y pedía a Dios que nos iluminara a los del FAO, que iluminara a los nicaragüenses con los que íbamos a conversar durante el "encuentro de todos", y que iluminara a los venezolanos quienes iban a decidir si nos ayudaban o no.
En el Aeropuerto Internacional de Maiquetía me esperaba don José Esteban Gonzales. De camino a Caracas, me explicó que íbamos a cenar con Margarita Palacio, asistente con rango de ministro del presidente Herrera Campins. Ya en la cena, cuando explicaba a doña Margarita el plan del FAO de tener, fuera de Nicaragua, un encuentro público de representantes de los principales sectores del país, ella enfáticamente exclamó: ¡Hagamos ese encuentro en Caracas!
Supe que también estaban en Caracas otros dos miembros del FAO: don Carlos Salgado, de la Confederación General del Trabajo independiente (CGTi) y don Juan Gaitán, del Partido Socialista. Me alegró mucho poder pedir también a ellos que, con don José Esteban Gonzales, me acompañasen en las conversaciones que tuviésemos que tener.
De entre las personas con las que conversamos, quiero destacar al doctor Arístides Calvani, abogado, filósofo, sociólogo, profesor, político, diputado, canciller; el que más tiempo nos dio; el que más interés nos mostró, el que más me enseño. Pocos años después murió junto a su esposa Adela Abbo y dos hijas, en un accidente aéreo, cuando visitaban las famosas ruinas indígenas de Guatemala. Por su ejemplo como matrimonio y sus virtudes cristianas en grado heroico, doña Adela y don Arístides tienen abierta la causa para su beatificación ante la Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano.
Como muestra de la preocupación latino-americana ante lo que sucedía en Nicaragua, menciono la conversación que tuvimos con el doctor Gonzalo Barrios, presidente del partido Acción Democrática de Venezuela (AD) (partido rival del gobernante social cristiano). Nos recibió en su oficina de la fracción de su partido en el Congreso de Venezuela. Manifestó que suponía que la "junta de gobierno" nombrada por los sandinistas no era la final, que esperaba que nosotros lográsemos un gobierno democrático, que había que darle fuerza internacional al FAO y que él quería que su partido y el COPEI tuviesen un modo de pensar común con respecto a Nicaragua.
Una vez tomada la decisión presidencial de hacer la reunión propuesta por el FAO, me dieron una pequeña oficina con teléfono en la casa de gobierno para facilitarme las comunicaciones con las personas invitadas o por invitar. Comenzaron a llegar las personas invitadas. El presidente también envió un avión a Managua para el viaje del arzobispo Obando y Bravo, de miembros del FAO y de otras personas que no podían viajar por su cuenta. Con las personas de este vuelo ya en Caracas, decidimos comenzar con reuniones preliminares. Informé que todos estaban invitados a una cena el día siguiente con el presidente en la casa presidencial, y que en pocos minutos llegaría el doctor Arístides Calvani para darles la bienvenida en nombre del presidente.
Las palabras del doctor Calvani fueron cortas, cordiales, muy expresivas y muy claras. Las resumo: "Los hemos invitado a Venezuela para que tengan la oportunidad de encontrarse todos y ponerse de acuerdo en lo que quieren hacer con su Nicaragua. Cuando ya estén de acuerdo, cuenten con Venezuela para lo que sea."
El doctor Calvani baja de la tarima desde la que había hablado pero, antes de salir, se dirige a don Eduardo Rivas Gasteasoro y a mí para pedirnos que lo sigamos. Don Eduardo Rivas Gasteasoro había fundado el Partido Social Cristiano de Nicaragua y era amigo personal del presidente Herrera Campins. El doctor Calvani caminó por un corredor hasta donde estaba un teléfono. Mientras marcaba un número, nos dice: "Quiero que presencien esta conversación y escuchen lo que voy a decir." No supimos qué decía la persona al otro lado, pero oímos al doctor Calvani decir y repetir esta frase: "¡No! ¡Yo no puedop hacer eso!" La dijo unas cuatro veces, siempre con tono muy firme, como quien hace un juramento.
Yo todavía me fui al aeropuerto para recibir a otros viajeros. Cuando regresé al hotel me encontré con que todos se habían ido a la casa presidencial. Hice lo mismo.
Cuando entraba a la presidencial, me encontré con Fernando Chamorro, del conservador "Movimiento 11 de Noviembre", que venía de los combates cerca de la frontera entre Costa Rica y Nicaragua. Caminamos juntos hacia donde nos indicaron que fuéramos. Un salón grande, con una mesa muy, muy, muy larga, tan larga que parecía estrecha. Nadie sabía por qué habían tenido que ir inesperadamente.
Entró el presidente. Sin decir palabra se dirigió al centro de la mesa larga. Llegado al centro, ofreció a monseñor Obando el asiento frente a él al otro lado de la mesa, y nos indicó a los demás que nos sentáramos donde quisiéramos. Creo que puedo repetir textualmente sus palabras:
"Lamento decirles que la invitación que les hice para venir a reunirse aquí en Caracas, ya no tiene sentido: me han informado que el gobierno de los Estados Unidos ha llegado a un acuerdo con el Frente Sandinista. Entiendo que Somoza sale esta noche de Nicaragua."
Silencio aplastante. Nadie se mueve. Parece que nadie respira.
El presidente se dirige ahora al arzobispo Obando sentado frente a él:
"Monseñor: el Frente Sandinista quiere que usted entre con la Junta de Gobierno a Nicaragua. Tiene un avión a su disposición".
Vuelve el silencio aplastante. Con rostro grave y serio, con movimientos lentos, el presidente se levanta, camina hacia la puerta, sale del salón.
Así me enteré, en 1979, de este otro ACUERDO al que me referí al comienzo de este escrito y del que también dije que nunca fue hecho público por ninguna de las partes.Preguntas en mi mente
¿Qué pensaría el presidente Herrera Campins cuando le informaron que el gobierno de los Estados Unidos había llegado a un "acuerdo" con el Frente Sandinista?
Actuando en nombre del nicaragüense Frente Amplio Opositor (FAO), yo había pedido ayuda al presidente Herrera para tener en Venezuela un encuentro de nicaragüenses de los distintos sectores del país con el propósito de buscar y encontrar juntos una solución a nuestro endémico mal de matarnos en vez de entendernos. Con la ayuda de Dios, el presidente Herrera Campins había decidido ayudarnos. Ya trabajaba en facilitarnos el encuentro que le había propuesto cuando le atravesaron —nos atravesaron— un tren, un tren donde no había tren ni era posible que hubiera tren: era "impensable", era "inconcebible" que un presidente de los Estados Unidos, en 1979, entregase todo un país en el centro mismo de América Central a los que se gloriaban de ser marxistas-leninistas, que es lo que otros todavía llaman "comunismo". El presidente Jimmy Carter, del Partido Demócrata, hizo lo impensable, nos atravesó el tren.
¿Es posible, es oportuno, es provechoso sacar alguna lección de esta experiencia? La lección es ésta: Ni los gobiernos ni los gobernantes son necesariamente buenos representantes de sus naciones o pueblos. En el caso del que escribo, ¿es acaso fácil reconocer hoy a descendientes del espíritu de aquellos colonos que hicieron los Estados Unidos de América inventando una cultura nueva e inventando un modo nuevo de auto-gobernarse y de ser gobernados? A esos colonos fue a los que recordé con admiración en la Aclaración Tercera al comienzo de este escrito.
¿Quiénes propusieron este "acuerdo"? ¿"Políticos" del Partido Demócrata de los Estados Unidos? ¿"Políticos" del Frente Sandinista? La respuesta puede ser de interés para los que escriben la historia. Los que queremos construir buscamos CONSTRUCTORES. No interesan los destructores.
¿Por qué los sandinistas aceptaron el "acuerdo"? No creo que fue por cinismo, aunque sé que existen cínicos. Sospecho que aceptaron el "acuerdo" por necesidad, como cuando se acepta una limosna de quien no se quisiera tener que aceptarla; aceptaron porque sabían que su capacidad de combate era inferior a la que en su propaganda decían; aceptaron porque sabían que no iban a cumplir la tarea a la que se habían comprometido ante Fidel Castro.
Acuerdo
hecho público
el 9 de febrero de 2023.
Han pasado 50 años desde que mis coterráneos sandinistas se dejaron engañar o se auto-engañaron, creyéndose dueños de Nicaragua y de los nicaragüenses. Tan profundo fue su engaño que soñaron poder obligarnos —amenazando con puño levantado— a decirles constantemente: "Dirección Nacional: ¡ordene!
¿Qué verdades se ocultaron a sí mismos mis coterráneoss sandinistas?
Se ocultaron a sí mismos su creciente debilidad dentro de Nicaragua. Se ocultaron a sí mismos su creciente soledad dentro de Nicaragua.
Después de años de auto-engañarse, en un gesto desesperado —como tratando de volver a convencer a otros diciéndoles "olvidemos lo que salió mal y comencemos de nuevo"— aceptaron ir a elecciones, que es aceptar que todo dependa de los que votan. Perdieron. Perdieron la presidencia y perdieron el gobierno, PERO el ex-presidente Carter, revestido entonces de "defensor mundial de los derechos humanos", los llevó a GANAR OTRAS COSAS por otro camino, al enseñarles que el "derecho de propiedad" podía dejar de ser "un derecho" durante unos pocos días. Con velocidad inigualable alteraron y cambiaron títulos y registros de la propiedad. Esa "azaña" se conoce en Nicaragua como "La Piñata."
Más tarde, por caminos nada dignos, recuperaron el gobierno y la presidencia, pero siguió la soberbia, siguió el descontento, siguió su soledad. En el 2018, imponentes marchas contagiosas en Managua fueron vistas por los gobernantes como un serio intento de golpe de estado. Si esas marchas eran un serio intento de golpe de estado, ese intento fue encubado en los corazones de sus excompañeros de gobierno.
¿Qué ha seguido? Se dice que importantes miembros del sandinismo fueron acusados, perseguidos, encarcelados, atormentados y muchos han salido clandestinamente del país como quien huye de un enemigo altamente peligroso. Además, es de conocimiento público el acoso generalizado a la sociedad civil: cierres de las ONG, confiscación de universidades privadas, expulsión del país de sacerdotes, religiosas y religiosos nacionales y extranjeros, expulsión del nuncio apostólico, invento de nuevas leyes para acusar de conspiraciones financiadas por potencias extranjeras.
Así llegamos a la noticia del 9 de febrero del 2023: un nuevo acuerdo del Frente Sandinista con un gobierno de los Estados Unidos. Pensaba comentarlo cuando tuviese la información necesaria, pero sigo sin tenerla. Del anterior acuerdo, del que supe estando en Caracas hace ya mucho tiempo, llegué a una conclusión: su objetivo fue ayudar a que se instalase en Nicaragua un sistema similar al que Lenín y Stalin establecieron en la Unión Soviética, es decir, ayudar a que en Nicaragua todos los poderes estén concentrados en una persona o en un pequeño grupo de personas.
Mientras los autores del nuevo acuerdo no nos cuenten lo que buscaron, supongo que puedo
IMAGINAR.
Las personas que salieron de las cárceles de Nicaragua y llegaron al Dulles Airport, pueden ser agrupadas en dos grupos:
Grupo A: personas que no eran sandinistas ni habían sido sandinistas. Este grupo no interesó a los entrevistadores que, muy oportunamente, esperaban en el Dulles la llegada de los presos liberados.
Grupo B: personas que eran sandinistas, que habían sido sandinistas y que habían tenido puestos importantes dentro del sandinismo. Este grupo sí interesó a los entrevistadores.
Además, debo tener en mente otras personas muy mencionadas y admiradas por los entrevistadores del Dulles, aunque son personas que ya no tienen el poder que tuvieron dentro del sandinismo cuando aún no se habían sentido forzadas a cambiar de país de residencia.
Con esta información ¿puedo, al menos, imaginar qué busca el nuevo acuerdo? ¿Puedo imaginar que se trata de que personas que tuvieron poder en el pasado vuelvan a tener poder? ¿Puedo imaginar, entonces, que la interrupción temporal del poder es como un "bautismo" que limpia los pecados del pasado? ¿Será "ése" el "bien" que busca para Nicaragua el nuevo acuerdo?
Aunque imaginar puede ser útil, pensar es lo necesario e inprescindible. Pareciera que las realidades nos están llevando a los misterios de los caminos cristianos. Hemos visto cómo sandinistas persiguen a sandinistas, encarcelan a sandinistas, atormentan a sandinistas; hemos visto que sandinistas huyen de sandinistas como quien huye de un peligro temible y real. Hemos vito a mujeres y varones caminando caminos de sufrimiento, caminos de Cruz. En esos caminos las decepciones pueden terminar en Luz, los desengaños pueden terminar en Luz.
También entre los no sandinistas ha habido caminos de sufrimiento, caminos de Cruz. ¿Nos estamos acercando todos a la verdad? ¿Es imaginación o es razonablemente humano, esperar que compatriotas sandinistas busquen "acuerdos" con ciudadanos nicaragüenses no sandinistas? ¿Es racional esperar que los nicaragüenses todos nos pongamos de acuerdo en cómo convivir juntos en paz y libertad? Comencé esta segunda parte de mis comentarios con las palabras: "Han pasado 50 años desde que mis coterráneos sandinistas..." Termino esta misma segunda parte de forma parecida: Han pasado 50 años desde que Nuestra Señora nos visitó a todos en Cuapa. Entonces Ella nos dijo: "No pidan la paz, ¡háganla!"
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