Meditación sobre la Iglesia

Al leer el c. 1, "El misterio de la Iglesia",
de la Constitución dogmática sobre la Iglesia
Lumen Gentium,


Ann Mc Carthy Zavala
Xavier Zavala Cuadra


1.

"Cristo es la Luz..."

La Iglesia,
reunida "en el Espíritu Santo",
ilumina a los hombres
con "la claridad de Cristo".

La Iglesia,
"en Cristo como un sacramento",
es "signo e instrumento".

"Signo" de la unión con Dios,
"Instrumento" de la unión con Dios,
"Signo" de la unidad de los hombres,
"Instrumento" de la unidad de los hombres,

2.

El Padre,
—sabiduría y bondad—,
Creó el universo.
Creó a los hombres.
"Los conoció de antemano
capaces de vida divina."

"En Adán pecaron...,
no los abandonó".

"Predestinados..."
a ser imagen del Hijo,
a ser luz también ellos.

Convocó —"estableció convocar"—
"a quienes creen en Cristo" (decisión ya de ellos)
"en la santa Iglesia",
"prefigurada desde el origen",
"preparada en la historia del pueblo Israel
y en la Alianza Antigua",
"constituida
en tiempos definitivos",
"manifestada
por la efusión del Espíritu".

Esta santa Iglesia
"se consumará gloriosamente
al final de los tiempos."
"Entonces,
todos los justos,
desde Adán... hasta el último elegido,
serán congregados
en una Iglesia universal,
en la casa del Padre."

3.

"Vino el Hijo,
enviado por el Padre,
el que nos eligió en Él
antes de la creación del mundo
y nos predestinó a ser hijos,
porque se complació en restaurar
todas las cosas
en Él".

"En cumplimiento de la voluntad del Padre,
el Hijo inauguró en la tierra el reino de los cielos,
reveló su misterio,
realizó la redención
con su obediencia".

"Levantado de la tierra
atraeré todos a mí".

Su obra,
la obra de nuestra redención,
sucede
cuantas veces se celebra el sacrificio de la cruz
en el altar.

Al mismo tiempo
sucede
la unidad de los fieles,

—un solo cuerpo en Cristo,
sacramento del Pan—

la unidad de los llamados a ser también Luz.

4.

Consumada la obra encomendada al Hijo,
fue enviado el Espíritu
para santificar la Iglesia,
para darle acceso al Padre.

Espíritu de Vida,
por quien el Padre da la Vida.
Habita en la Iglesia,
en el corazón de los fieles,
Su templo.
En ellos ora,
en ellos testimonia
la adopción como hijos.

Guía la Iglesia
a toda la verdad.
La unifica,
la provee,
la gobierna con sus dones
la embellece con sus frutos,
la rejuvenece,
la renueva,
la conduce
a la unión consumada.

Espíritu y Esposa dicen: ¡Ven!

Ya son pueblo reunido

en la unidad del Padre
y del Hijo
y del Espíritu Santo.

5.

El misterio de la Iglesia está en su fundación:
la fundó su Señor
con la noticia del Reino.
Reino que brilla
en Sus palabras,
en Sus obras,
en Su presencia.

Vino a servir,
a dar su Vida
para dar Vida

El misterio de la Iglesia también es su misión:
anunciar ese Reino,
ser su germen, su principio,
anhelarlo consumado.

6.

Como la revelación del Reino se propone en figuras,
también la de la Iglesia es propuesta en figuras:

es —redil—
con sólo Cristo de puerta;

es —grey—
de la que Dios se profetizó "pastor",
de la que Jesús se dijo "Buen Pastor";

es —labranza—
de Dios mismo,
viña escogida,
Cristo y sus sarmientos;

es —edificio en construcción—
del que Cristo
es la piedra
—la que rechazaron los constructores—,
del que también somos piedras vivas,
ciudad santa "bajando
de junto a Dios"
(contemplación de Juan).

7.

El Hijo de Dios,
habiendo unido a su naturaleza divina
la naturaleza humana,
habiendo vencido a la muerte
con su muerte (naturaleza humana)
y su resurrección (naturaleza divina),
redimió al hombre,
lo hizo nuevo,
los hizo nuevos,
los hizo Iglesia, Cuerpo suyo.
¡vida de Hijo circulando en hombres!

Es el Hijo encarnado actuando
con maneras nuevas
por encima de nuestro entender,
—sacramentos les decimos—
baño (bautismo)
que nos transforma en Cuerpo Suyo,
Pan que es Él mismo,
alimento de los transformados en su Cuerpo.

Por encima de nuestro entender, misterio.


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