Del taller
de Fra Angelico.
El Magnificat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador,
porque se ha fijado en su humilde esclava.

Pues mira, desde ahora me felicitarán todas las generaciones
porque el Poderoso ha hecho tanto por mí:
El es santo y su misericordia llega a sus fieles
generación tras generación.

Su brazo interviene con fuerza,
desbarata los planes de los arrogantes,
derriba del trono a los poderosos
y exalta a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide de vacío.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia, por siempre.

Traducción de Luis Alonso Schökel, S.I. y Juan Mateos, S.I., con la colaboración de José María Valverde.