Cultura de la Libertad
para civilizaciones dignas del hombre
In memoriam de San Juan Pablo II,
quien se nos dio "hasta el extremo"
Xavier Zavala Cuadra
A lo largo de los 27 años de su pontificado, Juan Pablo II interpretó los acontecimientos de este mundo como producto de la cultura, enseñó la importancia de la cultura para mejorar la vida de los hombres sobre la tierra y propuso una particular cultura —"la cultura de la libertad"— como soporte de "civilizaciones dignas del hombre".
¿Por qué "cultura" y qué entendía Juan Pablo II por "cultura"?
Cuando tratamos de entender y mejorar la vida de los hombres en su quehacer terreno, ¿cuál es el criterio, la estrella polar que debe orientarnos en nuestra navegación? Nuestra estrella polar es el ser humano mismo, tal como Dios lo creó: cuerpo, espíritu e imagen de Dios. Como el pie determina lo que es un buen o mal zapato, el hombre —tal como es— determina lo que es digno o indigno del hombre. Noción muy antigua que encontramos ya en Sócrates y que el Concilio Vaticano II reformuló en su gran propuesta para "el mundo actual: "Es la persona del hombre lo que hay que salvar y una sociedad de hombres lo que hay que instaurar"1 .
Este hombre, al que hay que salvar y a cuya medida hay que construir la sociedad, "vive una vida verdaderamente humana gracias a la cultura... a través de ella, se distingue y se diferencia de todo lo demás que existe en el mundo visible: el hombre no puede prescindir de la cultura. La cultura es un modo específico del "existir" y del "ser" del hombre. El hombre vive siempre según una cultura que le es propia y que, a su vez, crea entre los hombres un lazo que les es también propio, determinando el carácter inter-humano y social de la existencia humana."2
Más aún, "al hombre se le comprende de manera más exhaustiva si es visto en la esfera de la cultura a través de la lengua, la historia y las actitudes que asume ante los acontecimientos fundamentales de la existencia, como son nacer, amar, trabajar, morir. El punto central de toda cultura lo ocupa la actitud que el hombre asume ante el misterio más grande: el misterio de Dios. Las culturas de las diversas naciones son, en el fondo, otras tantas maneras diversas de plantear la pregunta acerca del sentido de la existencia personal"3.1. Concilio Vaticano II, Constitución Pastoral Gaudium et Spes sobre la Iglesia en el Mundo Actual, n. 3.
2. Juan Pablo II, Discurso a la UNESCO, junio 1980.
3. Juan Pablo II, Encíclica Centesimus annus, n. 24.
Página preparada por
Asociación Libro Libre
Apartado 1154-1250. Escazú. Costa Rica. América Central.
E-mail: librolibrecr@gmail.com