Bautismo y Matrimonio. Sacramentos.

Meditación aprendiendo
de los papas san Juan Pablo II y Benedicto XVI.

Ann Mc Carthy Zavala
Xavier Zavala Cuadra


En el Encuentro Mundial de las Familias del 2012 en Milán, el papa Benedicto XVI habló de "germen de vida" al describir lo que recibimos en el Bautismo. "Germen", por ejemplo en el reino vegetal, es la parte de la semilla que se transforma en planta nueva. Cuidar el "germen" es dejarlo que germine, es proteger y facilitar su germinación, es no ahogarlo con otros intereses.

Como el germen de la semilla de la naranja germina en otro naranjo, el germen de vida nueva y divina del bautismo germina en hombre rehecho, nuevo por divino.

El "no rehecho" es el hombre que no ha recibido el "nuevo" germen. Sólo tiene el primero: el que lo hizo imagen de Dios, semejante a Dios, el que lo hizo capaz de reconocerse criatura de Dios, responsable de la obra de Dios, capaz de germinar guiado por Noé, Abrahán, Moisés, los profetas, los jueces, los reyes; capaz también de reconocerse criatura insensata que pretende ser dios. Todo esto conoce el hombre que no ha sido hecho "nuevo". Lo conoce porque Dios lo hizo capaz de conocer y entender todo esto.

En cambio, el hombre rehecho, nuevo y divino, es gran misterio para sí mismo. No entiende ser nuevo. Menos entiende ser divino. Sabe que es, pero no sabe bien quién es. Saberlo sobrepasa su capacidad de comprender. Como todos los otros hombres, vive en el mundo creado por Dios, un mundo que le es familiar, lo ve, lo toca, lo huele, lo siente. Pero —gran pero— vive también en otro mundo que le es igualmente misterio. Todo parece el revés de todo, o lo contrario de todo: dar es mejor que recibir, servir que ser servido, ser último que ser primero, entrar en asno que en caballo, parecer pobre que parecer rico, querer parecer pobre que querer parecer rico; el dolor puede ser bueno, también la enfermedad, también el hambre, también la humillación, también la muerte. Curiosamente, este hombre nuevo encuentra razonable lo que no entiende, solamente porque se lo enseñó su Redentor. Es el hombre redimido, el hombre que le dice Padre a Dios, el hombre listo para otros sacramentos.

Sacramento sobre sacramentro. Sacramento del matrimonio: germinación a más altura (tal vez como el café).

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Paréntesis para no olvidar aterrizar

(Hay parejas —mujer y varón— que piden "casarse" con "ceremonia religiosa" en "una iglesia". ¿Saben lo que quieren? ¿Saben quiénes son? ¿Saben lo que es el Sacramento del Matrimonio? ¿Se los habrá explicado algún clérigo o alguien que se dice pastor?)

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Cuando una mujer y un varón quieren contraer matrimonio, la Iglesia entera es convocada a ser testigo de este nuevo matrimonio. La Iglesia entera, la del cielo y la de la tierra.

La Iglesia entera, de la que el Vaticano II dice que es pueblo "unido por la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" (Lumen Gentium 4).

La Iglesia entera, la definida por san Ambrosio como "sacrarium Trinitatis" (sagrario de la Trinidad).

La Iglesia entera, la que presenció el bautismo de los que ahora van a ser ministros de este otro sacramento.

Esta Iglesia entera presencia la liturgia del sacramento y emite su testimomio: "Primero. Los que quieren convertirse en matrimonio son mujer y varón; ambos dan muestras de saber quién es cada uno y qué buscan juntos. Segundo. El compromiso eterno y recíproco de darse enteramente el uno al otro, en situaciones favorables y en situaciones adversas, fue expresado pública y claramente. Tercero. Habla la Iglesia del cielo. Alabamos a Dios, en la persona del Hijo, por haber decidido, desde la eternidad, convertir en compromisos suyos, muy propios, los compromisos recíprocos de esta mujer y este varón. Su amor y entrega ya no son sólo de ellos, son también del Hijo. Con el Hijo se redimen al amarse. Cuarto. Hablan las dos Iglesias. Damos testimonio de que ya son esposa y esposo en el Señor."

Campanas que no se oyen. Comienzan hechos extraños, conductas que no se acostumbran.

Germinación de altura en la mujer,
germinación de altura en el varón
germinación de altura en la mujer y el varón juntos.

Germinación de altura, obra de Cristo,
germinación de altura, obra de la mujer,
germinación de altura, obra del varón,
germinación de altura, obra de los tres.

Don, el uno,
don, el otro,
don, el uno para el otro,
al modo de la Trinidad,
"la Palabra se hizo carne".

Siguen los hechos extraños, las conductas que no se acostumbran. Siguen campanas que no se oyen.


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